aybardo!!!

No se lleve a engaños: a pesar de que los protagonistas de Kick Ass son son, en su mayoría, jóvenes de entre 11 y 15 años, sus acciones violentas y vocabulario soez sonrojaría a los mafiosos de Goodfellas o al mismísimo Hannibal Lecter de The Silence of the Lambs.

El título del filme, basado en un cómic reciente, hace referencia al alter ego de Dave Lizewski (Aaron Johnson), un adolescente que decide crear un superhéroe para defender la ley en las calles de su ciudad. La diferencia entre él y, por ejemplo, Batman, es que Dave no tiene superpoderes, sólo entusiasmo.

Pero a pesar de ello, su determinación lo convierte en un héroe ante los ojos de sus conciudadanos... y en un peligro para aquellos que lideran el negocio del crimen local, como el mafioso Frank D'Amico (Mark Strong).

El hijo de éste, Chris (Christopher Mintz-Plasse), sigue los pasos de Kick Ass y crea el villano de la función, Red Mist.

Lo que ninguno de los dos saben es que sí existe una pareja que se acerca más a los superhéroes tradicionales y disponen de las armas y el entrenamiento necesario para rivalizar con los criminales.

La pareja en cuestion son... un padre y su hija: Damon y Mindy Macready, alias Big Daddy (Nicolas Cage) y Hit-Girl (Chloe Moretz), respectivamente.

Aunque Kick Ass esté poblada de personajes juveniles, el espectador debe prestar más atención que nunca a la clasificación R del largometraje: el nivel de violencia y las palabras malsonantes son constantes... y eso no es, ni mucho menos, una crítica negativa al filme.

El nivel de originalidad de la película de Matthew Vaughn es, en una palabra, estratosférico: como cinta de superhéroes da una lección al 99% de títulos basados en personajes clásicos del género.

Y Vaughn —también productor del evento ya que no logró que ningún estudio de Hollywood lo financiara— es lo suficientemente inteligente como para mantener un clasicismo visual y narrativo que contrasta radicalmente con el concepto de la historia.

Esta ocasiona en alguna que otra ocasión ciertas cuestiones de corte moral (por ejemplo, el asesinato indiscriminado y para nada divertido de un joven que se disfraza de Kick Ass).

Pero, a pesar de los pesares, sería injusto menospreciar la película debido a su actitud desafiante: en numerosas ocasiones el cine es atacado por su falta de riesgo y novedad.

Así, Kick Ass, apostando por una narrativa tradicional, demuestra que aún es posible redefinir el género de los superhéroes, gracias a un reparto espléndido (entre los que destacan un maquiavélico Mark Strong, visto recientemente en Sherlock Holmes, un hilarante Nicolas Cage y Chloe Moretz, la revelación del año) y a unos efectos visuales impecables (el presupuesto fue ocho veces menor que el de la horrenda Spider-Man 3).

Pero, repito, no es un filme para todos los paladares. Y si no me creen, lean los motivos por los que ha sido clasificada R: "violencia brutal constante, lenguaje molesto, contenido sexual y empleo de drogas — en ocasiones por parte de niños".



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